Primera prueba de anomalías cerebrales encontradas en mentirosos patológicos
La investigación ha sido encabezada por Yaling Yang y Adrian Raine, de la Universidad del Sur de California.Los sujetos fueron seleccionados de una muestra de 108 voluntarios. Una serie de pruebas psicológicas y entrevistas colocaron a 12 en la categoría de personas con un historial de mentiroso reincidente (11 hombres, una mujer); 16 mostraron signos de desorden antisocial de personalidad pero no de mentiroso patológico (15 hombres, una mujer); y 21 fueron sujetos de control normales (15 hombres, 6 mujeres).
Específicamente, los mentirosos tenían un 25,7 por ciento más de sustancia blanca prefrontal que los controles antisociales, y un 22 por ciento más que los controles normales. En contraste, tuvieron un 14,2 por ciento menos de materia gris prefrontal que los controles normales.
Más sustancia blanca (el cableado del cerebro) permite a los mentirosos dominar con maestría el engaño. Mentir cuesta trabajo. Hay que poder entender la disposición mental de la otra persona. También hay que suprimir las emociones o regularlas para no delatarse. No es fácil suprimir la verdad.
Los investigadores piensan que cuanta más sustancia blanca hay en la corteza prefrontal, mayor inclinación a mentir tiene la persona.
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Imagen tridimensional MRI del cerebro. (Foto: USC ) |
El estudio encontró que los mentirosos patológicos tienen un excedente de sustancia blanca, y un déficit de sustancia gris. Esto significa que tienen más herramientas para mentir y menos restricciones morales que las personas normales.
Cuando las personas toman decisiones morales, utilizan la corteza prefrontal. Puesto que los mentirosos tienen una reducción de 14 por ciento en su sustancia gris, son menos propensos a preocuparse por asuntos morales. Tener más sustancia gris refrenaría su tendencia a mentir.
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